A pesar que no hubo Fira d’Agost por primera vez en los últimos 82 años, hubo algo similar en la noche del pasado viernes 14 de agosto de las últimos tiempos.
Un grandioso castillo de fuegos artificiales fue disparado por Caballer donde alumbró la noche de Xàtiva. El único acto, junto a dos exposiciones, que se ha salvado de la programación suspendida debido a la crisis sanitaria valió para que al menos durante unos minutos la ilusión ferial estuviera viva y la nostalgia por las calles desbordas se pudiera debilitar.
Además, el castillo se lanzó desde el lugar del pabellón polideportivo Francisco Ballester, a las doce en punto. En el restaurante de la Ciutat de l’Esport había cenado una comitiva municipal con el alcalde, Roger Cerdà, a la cabeza. Ellos y el resto de comensales disfrutaron del disparo de los fuegos artificiales desde fuera del local, muy cerca de la zona de la instalación pirotécnica.
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